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Capítulo 3



Cerré la puerta de un portazo, era hora de cenar y no había nadie en casa, tan solo la suave brisa de la noche me hacía compañía. Me senté en la cocina, esta vez solo, no quería comer, no quería estar allí, ¿de verdad nos merecíamos todo eso?¿de verdad estábamos librando la guerra que nos tocaba?¿o tan solo era la continuación de un conflicto sin sentido?..dos tragos de aquel ron barato destilado en las montañas y a dormir, por la mañana no tenia que trabajar, quizás fuera al bosque.

Aquellas estúpidas botas seguían quedándome grandes, por muchos años que pasaran mi padre seguiría superándome en algo, cogí un par de calcetines y los ajuste en la punta de la bota, así al menos no me bailaban tanto...
La única entrada al bosque estaba detrás de la fabrica, por lo que, me quedaba un buen trayecto. Decidí desviarme por casa de Grace, a ella siempre le hace ilusión ir al bosque.Dos ligeros golpes a aquella vieja puerta de color ocre y la señora Soouliban me abrió con la sonrisa que siempre llevaba puesta.

-Ethan cielo, no sabia que habías quedado con Grace
-No...yo¿puede decirle que baje por favor?
-Grace cielo!..
-...(odio que grite)
   .
   .
   .

-¿Ethan?
-Creo que aún uso ese nombre
-¿A que has venido?
-A verte, ¿no puedo?¿no somos amigos?
-Cuando eres así de simpático no me gusta que seamos amigos
-Vente
-¿Donde pretendes llevarme, a la cafetería?¿ para perderte en tus pensamientos? No, gracias
-Al bosque
-..Tardo dos minutos




Grace se paso todo el camino con una sonrisa de oreja a oreja, parece que Jeremy al fin y al cabo no le hace tan feliz como parece. Pasamos por debajo de la verja de la fabrica y saltamos el muro de no más de tres metros para adentrarnos en un bosque espeso, de esos que no te dejan ver mas allá de la punta de tu nariz. Tras andar unos diez minutos llegamos a aquel claro, donde todavía quedaban restos de nuestra anterior hoguera, signo de que nadie más se atrevía a entrar en el bosque, las señales de peligro sirven para algo.
Grace saco dos bollos de canela, de esos que tanto me gustan, que te dejan el sabor en la boca durante tantos días, esos que son tan caros. Saqué de mi mochila un par de vasos y aquella leche que llevaba semanas en la nevera, no debía tener muy buen sabor, pero un poco de mantequilla de cacahuete hace que todo sepa mejor.

-¿Que tal en la fabrica Ethan?
-No te he traído aquí para hablar del trabajo, es mi dia libre
-Perdón, parece que últimamente no hago nada bien
-¿Problemas en el paraíso?
-El paraíso no es lo mismo sin ti...
-¿Que?
-¿Porque nos hemos distanciado tanto Ethan?
-Grace..
-Quiero sabe..
-No tengo muchas ganas de hablar estoo...
-Dímelo...
-No me presiones..
-Ethan!
-El mismo
-Eres idiota
-Pero te encanta
-No sabes de que manera
-Adoro oír eso


El silencio más incomodo desde que nos conocimos hizo aparición en escena, justo en el momento en el que el sol decidió que hora de dar relevo a la luna. Me centré concienzudamente en encender un fuego, en una hora no habrá sol y Grace ya empieza a tiritar como una niña indefensa.







-Ethan -susurró suavemente-
-Dime
-Ya hay bastante fuego, siéntate conmigo anda

Grace seguía teniendo aquella olor que tanto me relajaba, dulce, amarga, como el Otoño, ligera, suave, de esas que son fáciles de memorizar y que tanto necesitas.

-Ethan -dijo casi sin querer-
-Dime
-¿Te fugarías conmigo?







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